Un lugar para surfear: Galicia
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13/08/2016Cuando la fuerza de la naturaleza a través de unas manos hábiles talla el alma de un árbol centenario, culminando en una pieza capaz de domar majestuosamente la energía que llega del Sol a través de las olas, eso es un Alaia. Los antiguos y nobles hawaianos surcaban olas con este tipo de tablas evolucionadas durante miles de años. Una tabla con muchísima tecnología cientos de años antes incluso de la revolución industrial. Surfear con este tipo de tablas es como volverse a encontrar con todo el esplendor y toda la crueldad del océano.
Tecnología milenaria
En 1890 en la playa de Waikiki se tomaba esta fotografía que he colocado en la portada. Un humilde hawaiano con una tabla mirando al mar. Una postal idílica. Pero una postal que captura la lucha de un hombre por conservar la última tradición de su pueblo. Una tradición perseguida y prohibida por los calvinistas que llegaron a las islas durante la colonización. Por suerte sobrevivió.
En esta imagen también se observan algunos detalles sobre la tecnología y sabiduría que acumulaban aquellas tablas esculpidas por la tradición. Un Alaia contaba con unos 10 pies y era la tabla del pueblo, de los plebeyos, para los nobles se reservaba el Olo, bastante más grande, de hasta unos 16 pies.
Tallado en madera de Koa, se usaba la primera parte del tronco que se desprende al construir una canoa. Después se le daba forma con una herramienta entre un cincel y un martillo, se moldeaba con piedra y arena para finalmente lijarla con agua y piel de tiburón. Para darle impermeabilidad se impregnaba bien con aceite de kukui (nuez de la India).
La forma final sorprende por su modernidad. Con una punta redondeada, una cola cuadrada y un bottom cóncavo se pueden describir miles de tablas de surf hoy en día. Es cierto que en detalle no se parece tanto pero contiene muchos puntos clave para sacar la máxima velocidad a la ola. Lo que más me sorprende es el cóncavo del botton. En el puedo ver generaciones enteras, cambiando la forma de la tabla hasta conseguir el máximo control que le puedes dar a una tabla sin quillas, gracias a esa curvatura.
Hoy en día están muy de moda. Hay grandes shapers que se han pasado a la madera y han recuperado esta tecnología ancestral e incluso la han mejorado en innovado. Surfear un Alaia es una experiencia única en la que puedes controlar el rocker de la tabla abriendo o cerrando los pies, para acelerar o curvar. Pero por desgracia no está al alcance de todos los públicos, solo para aquellos verdaderamente experimentados.