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Cádiz es uno de puntos donde nació el surf en España. Uno de los núcleos históricos del surf en la península y uno de los destinos de peregrinación más cálidos en los fríos inviernos. Mientras que en el norte de la península tienes que acumular unos cuantos milímetros de neopreno para sobrevivir en el agua, en la costa de la luz puedes echar el día con un 3/2 la mar de bien.
Un tómbolo en Cadifornia
Desde la desembocadura del Gualdalquivir hasta el estrecho de Gibraltar hay cientos de spots que pueden llegar a ofrecer miles de picos de olas. Unas muy conocidas, como Hierbabuena, por su calidad. Pero también se puede encontrar alguna ola en la que surfear más en la intimidad.
Uno de los puntos de la geografía más concurrido puede ser el cabo de Trafalgar. El pueblo que lo corona se llama Los Caños de Meca y puede que sea mundialmente conocido incluso en diferentes épocas. En la edad media era famoso por sus fuentes, de ahí su nombre, y en el siglo XX fue un icono del movimiento hippie en España. Desde entonces también ha sido una de las mecas del surf peninsular.
Su fondo de roca le da una gran estabilidad a sus olas, las cuales ahí para todos los gustos. Al este del cabo tenemos a resguardo del swell un gran pointbreak con una derecha larga sobre el arrecife. Cuanto más nos alejamos del faro más empinados se vuelven los picos que hasta pueden llegar a entubar. Al oeste tenemos un gran beach break que llega hasta el cabo de Roche y que de vez en cuando bajo la arena se esconden trozos de arrecife que dan buenas pareces a las olas que rompen encima.
Surfear aquí es algo místico. Un lugar con mucha historia. Un lugar que comparte nombre con la principal plaza del Reino Unido, desde la cual los ingleses empiezan a contar las millas de sus carreteras. Un cabo donde perdimos una batalla hace más de 200 años y que parece que hemos olvidado, pero para recordar tenemos a Benito Pérez Galdós y a Juan Antonio Cebrián, una historia apasionante.
